El 19 de septiembre es un día que trae a la memoria una serie de devastadores sismos que han marcado la historia del país. Desde el terremoto catastrófico de 1985 hasta el más reciente de 2022, esta fecha ha quedado estrechamente ligada a movimientos telúricos de gran magnitud que han dejado un profundo impacto en …
La tormenta de septiembre: crónica de desastres y dolor en la memoria colectiva

El 19 de septiembre es un día que trae a la memoria una serie de devastadores sismos que han marcado la historia del país. Desde el terremoto catastrófico de 1985 hasta el más reciente de 2022, esta fecha ha quedado estrechamente ligada a movimientos telúricos de gran magnitud que han dejado un profundo impacto en la sociedad.
Pero ¿qué sucede realmente cuando se produce un sismo? ¿Son predecibles estos eventos y qué papel juega el contexto histórico en la percepción de los riesgos sísmicos?
Aunque los expertos en sismología admiten que no hay forma de predecir con precisión cuando y dónde ocurra un terremoto, sí hay algunos factores que pueden influir en la frecuencia y intensidad de estos eventos. Por ejemplo, la presencia de fallas tectónicas activas o la actividad volcánica cercana pueden aumentar el riesgo de sismos.
Sin embargo, no hay una conexión directa entre la fecha del 19 de septiembre y la probabilidad de que se produzca un terremoto. Los sismos son eventos naturales que no están relacionados con las fechas del calendario. Lo que sí es cierto es que la experiencia histórica puede influir en la percepción de los riesgos sísmicos.
En este sentido, el 19 de septiembre de 1985 es un día que sigue estando muy presente en la memoria colectiva del país. En ese momento, un terremoto de magnitud 8.1 con epicentro en Michoacán dejó más de 6,000 muertos y miles de edificios destruidos. La catástrofe fue tan grande que se convirtió en uno de los sismos más mortíferos del siglo XX.
La experiencia del terremoto de 1985 sigue siendo relevante hoy en día, ya que la mayoría de los mexicanos recuerdan con claridad el miedo y la incertidumbre que se vivió en ese momento. Sin embargo, también es cierto que la sociedad ha cambiado muchísimo desde entonces. La construcción de edificios más resistentes a sismos, la implementación de normas y regulaciones más estrictas para la construcción y la educación pública sobre el riesgo sísmico son solo algunas de las lecciones aprendidas desde ese día.
En este sentido, el 19 de septiembre no es solo un recordatorio del pasado, sino también una oportunidad para reflexionar sobre cómo hemos avanzado en materia de preparación y mitigación de riesgos sísmicos. La experiencia nos enseña que la educación y la planificación son fundamentales para reducir los daños causados por sismos.
En conclusión, el 19 de septiembre es un día que nos hace reflexionar sobre la complejidad del fenómeno sísmico y la importancia de estar preparados para enfrentar cualquier evento natural. Aunque no haya una conexión directa entre esta fecha y la probabilidad de sismos, sí hay una oportunidad para recordar las lecciones aprendidas en el pasado y trabajar hacia un futuro más seguro y resistentente.