Al menos 20 familias desplazadas por la violencia en Guadalupe y Calvo han tenido que asentarse en municipios como Santa Bárbara y San Francisco del Oro ya que los albergues en Parral se quedaron sin espacio tras el arribo de casi mil personas durante el último año. Ahí buscan refugio en casas de renta donde …
Desplazados expanden su éxodo a Santa Bárbara y El Oro por falta de espacio en albergues en Parral

Al menos 20 familias desplazadas por la violencia en Guadalupe y Calvo han tenido que asentarse en municipios como Santa Bárbara y San Francisco del Oro ya que los albergues en Parral se quedaron sin espacio tras el arribo de casi mil personas durante el último año. Ahí buscan refugio en casas de renta donde pagan hasta 2 mil pesos mensuales o en viviendas abandonadas que rehabilitan con sus propias manos, como el caso de Doña María quien llegó con sus tres hijos que ahora trabajan de gambusinos en tiros de mina para subsistir mientras esperan regresar a su comunidad.
Doña María aprieta sus manos. Dice que no hay día en que no le pida a Dios que sus tres hijos regresen con bien de la mina. Hace apenas unos meses, ellos se dedicaban al campo, a sembrar maíz y cuidar animales en su comunidad de Guadalupe y Calvo. Hoy, como gambusinos, arriesgan la vida en los tiros de la mina para poner un plato de comida en la mesa.
Ella es una de las 19 familias que, ante el recrudecimiento de la violencia en esa región serrana, encontró refugio en San Francisco del Oro y Santa Bárbara. La casa que ahora ocupa le cuesta dos mil pesos de renta al mes. Está lejos de las tierras donde nació y creció, pero le ofrece algo que allá ya no existía: seguridad.
“Yo lo único que quiero es que ellos vuelvan sanos. Aquí se gana algo, pero uno sabe que la mina no perdona. Yo sigo soñando con regresar a mi casa, a mi gente, pero allá ya no se podía vivir”, cuenta con voz suave, cuidando cada palabra.