Dentro de la Capilla Sixtina, los cardenales están prestando juramento siguiendo las instrucciones del papa Juan Pablo II, en un documento que rige los cónclaves papales que emitió en 1996. El cardenal de mayor antigüedad lee un juramento en latín y los 133 cardenales lo leerán, prometiendo seguir las reglas prescritas. También prometen que quien …
Los cardenales comienzan tomando un juramento

Dentro de la Capilla Sixtina, los cardenales están prestando juramento siguiendo las instrucciones del papa Juan Pablo II, en un documento que rige los cónclaves papales que emitió en 1996.
El cardenal de mayor antigüedad lee un juramento en latín y los 133 cardenales lo leerán, prometiendo seguir las reglas prescritas. También prometen que quien sea elegido como el próximo Papa «se comprometerá fielmente» a llevar a cabo la misión de San Pedro, el primer pontífice, «y no dejará de afirmar y defender enérgicamente los derechos espirituales y temporales y la libertad de la Santa Sede».
Los cardenales también prometen que los procedimientos, incluida la votación, permanecerán en secreto, a menos que el nuevo papa diga que pueden romper ese voto. Se supone que las notas tomadas durante el cónclave se queman con las boletas de papel, que se incineran hasta dos veces al día.
Dicho esto, los relatos de las deliberaciones secretas a veces se han filtrado después de las elecciones, y algunos vaticanti, como se conoce al cuerpo de prensa del Vaticano, se han confundido sobre cómo se pueden haber tomado algunas decisiones. También ha habido casos de «diarios secretos» de cardenales anónimos que luego se hicieron públicos, como en el caso de uno que relata la elección de Benedicto XVI en 2005.
Los cardenales también prometen no dejarse influir por influencias externas.
A continuación, cada cardenal hace un juramento en latín, colocando su mano sobre la Biblia y dice: «Y yo», diciendo su nombre, «lo prometo, lo prometo y lo juro. Así que ayúdame, Dios, y estos Santos Evangelios que toco con mi mano».
Una vez que el último cardenal haya prestado juramento, Diego Ravelli, el maestro de las celebraciones litúrgicas papales, dará la orden, «extra omnes», que en latín significa «todos fuera». Es una de las pocas personas que puede permanecer dentro de la capilla durante el cónclave, pero no mientras se cuentan los votos.






