Jane Goodall convirtió sus sueños infantiles de escribir y convivir con los animales en una misión a la que dedicó su vida y que la catapultaría a la fama por su revolucionario trabajo con los primates en África y la protección de su hábitat. EN CAMINO A ÁFRICA Nació en Londres en 1934, en el …
Conoce a Jane Goodall, defensora de los chimpancés


Jane Goodall convirtió sus sueños infantiles de escribir y convivir con los animales en una misión a la que dedicó su vida y que la catapultaría a la fama por su revolucionario trabajo con los primates en África y la protección de su hábitat.
EN CAMINO A ÁFRICA
Nació en Londres en 1934, en el seno de una familia de clase media; fue criada en Bournemouth, en la costa sur de Inglaterra.
Su pasión por los animales, contó alguna vez, fue avivada por el regalo de su padre de un gorila de peluche y creció mientras se sumergía en libros como Tarzán y el Doctor Dolittle.

Pausó sus sueños tras abandonar la escuela, incapaz de costearse la universidad. Trabajó como secretaria y luego para una empresa cinematográfica, hasta que la invitación de un amigo a visitar Kenia puso la selva -y sus habitantes- al alcance de su mano.
Tras ahorrar dinero para el viaje, en barco, Goodall llegó al país de África Oriental en 1957. Allí, un encuentro con el famoso antropólogo y paleontólogo Louis Leakey y su esposa, la arqueóloga Mary Leakey, la encaminó hacia el trabajo con primates.
Bajo la dirección de Leakey, Goodall creó la Reserva de Chimpancés del Arroyo Gombe, más tarde rebautizada Centro de Investigación del Arroyo Gombe, cerca del lago Tanganica, en la actual Tanzania. Allí descubrió que los chimpancés comían carne, libraban feroces guerras y, quizá lo más importante, fabricaban herramientas para comer termitas, como los antepasados de los seres humanos.

«Los descubrimientos de la doctora Goodall como etóloga revolucionaron la ciencia, y fue una incansable defensora de la protección y restauración de nuestro mundo natural».
Fundación Jane Goodall
Establecida en 1977

La primatóloga rompió las normas científicas de la época, poniendo nombres a los chimpancés en lugar de números, observando sus personalidades distintivas e incorporando sus relaciones familiares y emocionales a su trabajo.
A medida que evolucionaba su carrera, cambió su enfoque de la primatología a la defensa del clima tras ser testigo de la devastación generalizada de su hábitat, e instó al mundo a tomar medidas rápidas y urgentes contra el cambio climático.

Goodall fue pionera en su campo, tanto como mujer científica en la década de 1960 como por su trabajo en el estudio del comportamiento de los primates. Creó un camino para que otras mujeres siguieran su ejemplo, como la fallecida Dian Fossey.

Si bien interrumpió sus investigaciones para obtener un doctorado en etología en la Universidad de Cambridge, Goodall permaneció en la selva durante años. Su primer marido y colaborador habitual fue el camarógrafo Hugo van Lawick.
Casi 30 años después de llegar a África, se dio cuenta de que no podía mantener o proteger a los chimpancés sin abordar la grave desaparición de su hábitat. Así que salió de la selva y asumió un papel más amplio como conservacionista.
Llamó la atención del público asociándose con la National Geographic Society para llevar a sus queridos chimpancés a sus vidas a través del cine, la televisión y las revistas.
Gracias a la cobertura de National Geographic, los chimpancés del arroyo Gombe pronto se convirtieron en nombres muy conocidos; el más famoso, uno al que Goodall llamó David Barba Gris por su mechón de pelo plateado.

En 1977, fundó el Instituto Jane Goodall, una organización sin ánimo de lucro destinada a apoyar la investigación en Gombe, así como los esfuerzos de conservación y desarrollo en toda África.
Desde entonces, su labor se ha extendido por todo el mundo e incluye esfuerzos para abordar la educación medioambiental, la salud y la defensa.